A los que me han abierto el camino de la vida para que la performance sea vida.

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A Moshe Jara, por ser el compañero, por cuestionar y entregarme una perspectiva siempre nueva y removedora. Por su presencia invaluable en mi vida.

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A mis hermanas Antagonistas, pacientes compañeras y artistas de muchas aventuras, Alejandra Fuentes, Verónica Cruz, Jasna Pardo, María Jesús Olivos, por la amistad que nutre mi corazón y mi mente.

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A las valientes mujeres que me mostraron la performance, Malena Valdevellano, Natalia Camilo.

Al profesor que me mostró el mundo de performance, con conocimientos, compañia y conversaciones y apoyo, Alexander del Re.

A  Jesusa Delbardo por su originalidad y constante inspiración artística.

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A Mónica Araus, Freja Backman, Vapu, por invitarme a trabajar con ellas en Land institut.

A mis colegas, Hester Draycott, Ignacio Perez, Cristobal Yañez, Camila Alegría, Leonardo Salazar, Pablo Roccu, por su inspiración y compañia en el quehacer.

A mi amiga Tatiana Yuri por su colaboración y cariño.

A Francisca Castelblanco por su ojo infalible en la fotografía.

A los fotógrafos de performance anónimos, con con su mirada, permiten el registro.

A Stella Salinero, por su clarificador texto en Atlantis#1.

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A los referentes e inspiradores, Nancy Gewlog, Boris Nieslony, Alastair Mclenan, Marilyn Arsem, Elvira Santa María, Vest & Page. Y a los que nos abrieron el camino.

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A los que han colaborado con organizar y gestionar los espacios para la realización de las performances.

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A los espectadores que se han entregado a la performance y que han podido vibrar con este arte, por los que creen y siguen creyendo.

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